El administrador del suministro de agua de Roma, Sexto Julio Frontino (ca. 40-103), se vanagloriaba d la principal característica de estas construcciones: SU UTILIDAD
“A los beneficios tan numerosos y tan necesarios de tantos acueductos vas pues a comparar las pirámides que no sirven obviamente para nada o las obras de los griegos, inútiles, pero celebradas por todas partes”
Evidentemente la función principal de los acueductos era suministrar agua a las ciudades. Las primeras necesidades a abastecer fueron las de las termas, los ninfeos, los baños públicos y las fuentes; y luego, las de las casas privadas que pagaban por disponer de agua corriente.
Sin embargo, la utilidad de los acueductos no se limitaba al abastecimiento de las ciudades. Sus aguas también tenían usos agrícolas, industriales y mineros.
En el sur de la Galia uno de los acueductos que abastecía a la Colonia Ivlia Paterna Arelatensivm Sextanorvm (la actual Arlés), se bifurcaba para crear uno de los mayores complejos harineros del imperio en Barbegal, a 12 kms. de la ciudad. Las ruinas del acueducto aún sorprende por su ingenieria y eficiencia. Aprovechando una caída de veinte metros, se dispusieron un conjunto de 16 ruedas de dos metros, que movían cada uno una piedra de 90 centímetros. El complejo harinero de Barbegal podía moler unas 3 toneladas por hora, abasteciendo de harina a unas 80.000 personas, 8 veces la población de la ciudad.
Más conocida es su utilización para la minería, como lo atestigua el maravilloso paisaje antrópico de Las Médulas, resultado del sistema de extracción por ruina montium.
Pero no sólo había utilitarismo en los acueductos, las arcadas también cumplían una función ESTÉTICA y SIMBÓLICA.
Vitruvio afirmaba que una estructura arquitectónica debía exhibir las tres cualidades de firmitas, utilitas y vinustas (es decir, debía ser fuerte y duradera, útil, y hermosa y elegante).
Aqua Claudia, Roma, fue uno de los 12 acueductos que abastecían a la Roma imperial |
En efecto, la monótona repetición de las arcadas, con ritmo unísono de marcha militar, son de una indudable belleza.
Acueducto de Cherchell (Argelia) |
Junto a su carácter funcional y estético no se puede desdeñar el aspecto simbólico de estas obras públicas: Eran expresión del poder y grandeza de Roma y del dominio de la ciudad sobre el campo; y al mismo servía de propaganda, promoción y prestigio para el constructor del mismo (evergetismo).
Símbolo típico de la cultura urbana, con su masa imponente trasmite el mensaje del dominio sobre la naturaleza de la avanzada civilización romana ya que el acueducto enlaza el río, lo más salvaje y potente de la naturaleza, con la ciudad, a la que se rinde y sirve.
Acueducto de Caesarea Marítima, Israel |
Pero los acueductos eran también vehículos propagandísticos del emperador o de prestigio social para el patrocinador: Es indudable el efecto de publicidad y espectáculo de las arquerías desde las calzadas. Las inscipciones con grandes letras de bronce dorado (letterae inauratae) que se fijaban mediante pernos a los sillares eternizaban al promotor.
*Un interesante vídeo sobre la construcción de los acueductos romanos.
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