martes, 17 de marzo de 2020

El palacio de Eumenes II

Los palacios de los reyes atálidas de Pérgamo fueron legendarios en la Antigüedad por su extraordinaria  riqueza decorativa. Así lo pudieron comprobar los romanos cuando los saquearon en busca de tesoros y se quedaron maravillados por el "lujo asiático" de los mismos.
Aunque cada rey se construyó su propio palacio en la acrópolis de Pérgamo, destacó sobremanera el de Eumenes II Evergetes (el benefactor), 197-159 aC, que quiso convertir su ciudad en la nueva Atenas de Pericles.

Esquema de la acrópolis de Pérgamo con la localilación del palacio de Eumenes
II (Palacio V). A la derecha un busto romano del basileo. 

Eumenes II siguió los pasos de su padre, Atalo I, aliándose con la República romana contra macedonios y seléucidas, lo que vio recompensado tras la  batalla de Magnesia (190 aC) con el engrandecimiento de su reino. Desde entonces llevó a cabo un gran programa constructivo para convertir su ciudad en capital del helenismo y competir con la misma Alejandría.


Cuenta el historiador Plinio el Viejo que el pergamino se inventó en Pérgamo, como consecuencia de la lucha por el dominio cultural e intelectual que mantenía esta ciudad con Alejandría. Al parecer, el rey de Egipto Ptolomeo V (205-182 a.C), ante el temor de que su biblioteca fuera sobrepasada por la pergaménica, decretó un embargo en la exportación de papiro, lo que propicio la invención del pergamino en la corte de Eumenes II, rey de PérgamoSea como fuese, lo cierto es que la relación entre el pergamino y Pérgamo es evidente, tal vez motivada porque la ciudad se convirtió en un gran centro productor y exportador de este material.

Fue en este reinado cuando Pérgamo se convierte en un fastuoso conjunto monumental, un inmenso escenario de mármol blanco para impresionar a visitantes y proclamar la riqueza y el poder del reino atálida. Eumenes II terminó el espectacular teatro de la acrópolis; levantó el pórtico con que se rodeó el santuario de Atenea Nicéfora, empleando por primera vez la superposición de órdenes y su ornamentación con armas, guirnaldas y bucráneos, algo que inmitarán los romanos repetidamente; agrandó la Biblioteca -que llegó a reunir más de 200.000 volúmenes- poniendo en su dirección a Crates de Malos; en fin, mandó erigir una de las obras maestras de la Antigüedad, el Altar de Zeus, que fue motivo de orgullo de la ciudad durante siglos.

El palacio del rey no desmecía este majestuoso marco. Aunque no era excesivamente grande, sabemos que contenía exóticos jardines y maravillosas estancias decoradas por los pintores y mosaicistas más renombrados. Entre estos destacaron Hefestion y, sobre todo, Soso de Pérgamo, que hizo allí dos mosaicos celebérrimos, descritos por Plinio el Viejo y que fueron imitados hasta la saciedad por los romanos.

1/ "...en este campo -el de los mosaicos- el artista más famoso fue Soso que hizo en Pérgamo el pavimento que es conocido por los griegos como "suelo sin barrer", que por medio de pequeñas piezas teñidas con diferentes colores, representa los desechos de alimentos y de basura que parece que se hayan quedado allí"

“…celeberrimus fuit in hoc genere Sosus, qui Pergami stravit quem vocant asaroton oecon, quoniam purgamenta cenae in pavimentis quaeque everri solent velut relicta fecerat parvistessellis tinctisque in varios colores” (HN, XXXVI, 184)

Mosaico del asàrotos òikos "suelo sin barrer", ideado en el siglo II a.C. por Sosos de Pérgamo y aquí representado por el artista Heráclito  para un triclinio de una villa de la época de Adriano en el Aventino. Museo Gregoriano Profano, Museos Vaticanos. Roma.
























2/ “Hizo una paloma admirable bebiendo y oscureciendo el agua con la sombra de su cabeza, y otras que se calientan al sol rasgándose con el pico en el borde de un cuenco”
mirabilis ibi columba bibens et aquam umbra capitis infuscansapricantur aliae scabentes sese in canthari labro” (HN, XXXVI, 184)
Mosaico de las Palomas en Villa Adriana en Tivoli. Aunque la mayoría de especialistas creen que es una copia romana del original que hizo Soso para Eumenes II, no es descartable que pudiera tratarse del original mandado traer por el emperador  que tanto amaba lo oriental. La perfección técnica del mismo (opus vermiculatum de altísima calidad, delicadeza y detalle, en el que 70 teselas ocupan 1 cm2) sería el argumento para esta suposición.  Museos Capitolinos, Roma.
Durante el periodo que siguió a la muerte de Atalo III (133 aC), que declaró heredera de su reino a Roma, hubo revueltas y sublevaciones contra el poder romano y los palacios de Pérgamo fueron saqueados por las legiones, buscando las riquezas y los famosos mosaicos de Sosos. Por eso no se conservó prácticamente ninguno in situ y por tanto no pudieron ser trasladados a Berlín por los arqueólogos alemanes que excavaron la ciudad a finales del XIX. Sí se llevaron en cambio algunos otros de Hefestion, que nos permite vislumbrar parcialmente ese lujo asiático que fascinó a los romanos:


Todos estos mosaicos se conservan hoy en el museo de Pérgamo de Berlín. La firma (HEFAISTION EPOIEI), dejada adrede por los soldados que arrancaron el resto del mosaico, nos hace pensar que lo que de verdad se cotizaba en Roma eran las obras de Soso y que algunos, despojados de su autoría, se hicieron pasar por suyos para obtener un gran precio.

El palacio también estaría ornamentado con pinturas al fresco en la paredes, que, evidentemente, tampoco se han conservado. Sin embargo, tenemos obras sin duda inspiradas en ellas, como esta de la Basílica de Herculano, en la que 
Hércules descubre delante de la personificación de la Arcadia a su hijo Télefo, mítico fundador de Pérgamo, amamantado por una cierva tras su abandono.
Hércules y su hijo Télefo, fresco romano en el Augusteum en Herculano ;
Museo Arqueológico Nacional de Nápoles

Desconocemos el autor de este fresco, en el que la diagonal blanca drapeada de la Arcadia contrasta vivamente con  la vertical oscura del héroe en maravilloso escorzo, pero la temática nos remite a Pérgamo cuyo fundador mostraba semejanzas con el de Roma, como puso de manifiesto Plutarco dedicándoles un capítulo de sus 
Vidas Paralelas. En efecto, el nacimiento de Télefo (de thèlè, ubre, y elaphòs, ciervo) presenta grandes similitudes con el de Rómulo.  Apolodoro nos cuenta que su madre, Auge, hija del rey de Tegea, que había sido consagrada como sacerdotisa de Atenea a causa de un oráculo que prescribía su virginidad, fue seducida/violada por Hércules, escondiendo el niño concebido. Cuando fue descubierto el sacrilegio por su padre, la mandó matar y abandonar al bebé a la alimañas.  Télefo, amamantado por un ciervo -como se representa en el fresco- y Auge, indultada por el verdugo y vendida como esclava, llegaron a Misia donde madre e hijo se convirtieron en esposa y sucesor del rey Teutrante. Pausanias escribe que la tumba de Auge estaba en Pérgamo y consistía en un montículo de tierra rodeado por una base de piedra y coronado por una figura de mujer desnuda en bronce.

No quiero terminar sin hacer referencia a los episodios que relacionan a Télefo con el ciclo de la Guerra de Troya. Cuenta Filostrato de Lemnos que "[de como] los aqueos, antes de Troya, saquearon Misia, que entonces gobernaba Télefo, y de cómo éste, luchando por los suyos, fue herido por Aquiles, puedes enterarte por los poetas, ya que estos hechos no los pasaron por alto."(Heroicas, II, 23). Durante ocho años, los griegos volvieron a reunir otro ejército y se concentraron por segunda vez en Áulide. Sin embargo, no sabían cómo llegar a Tróade; Télefo, cuya herida no se curaba y a quien Apolo había predicho que "lo que lo había herido lo curaría", pasó de Misia a Áulide vestido de harapos como un mendigo y ofreció a los griegos mostrarles el camino si Aquiles consentía en curarlo. Aristófanes y Eurípides utilizaron el episodio en comedias y tragedias. Así, por ejemplo, Eurípides en su tragedia "Télefo" narra que, por consejo de Clitmenestra, Télefo se había apoderado del pequeño Orestes, en la cuna, y había amenazado con matarlo si los griegos no accedían a obligar a Aquiles a curarlo. Aquiles se negó, alegando que no tenía conocimiento catártico. Odiseo, sin embargo, razonó que la lanza que había infligido la herida debía ser capaz de curarla. Trozos de su lanza fueron raspados sobre la herida, y Télefo se curó.
Télefo con el pequeño Orestes, friso interior del Altar de Zeus en Pergamo
Museo de Pergamo, Berlín

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  • Sobre el mosaico asàrotos oikos y su significado se puede consultar este post 

  • Sobre el palacio de Eumenes II, aunque en alemán, este artículo del profesor Winfried Held

  • Sobre Télefo en la literatura y el arte griegos es muy interesante este estudio

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